¿Hidratante, nutritiva, matificante o antiedad? Para satisfacer las necesidades de su piel y elegir el producto de cuidado adecuado, es esencial conocer su tipo de piel. Pero, ¿qué es el tipo de piel y cómo podemos identificarlo correctamente?
Tipo de piel: identifíquelo correctamente para responder mejor a sus necesidades
Seca, normal o mixta a grasa: existen tres grandes familias de tipos de piel, y cada uno de ellos tiene sus características específicas. Para saber a qué familia pertenece, es importante dedicar tiempo a observar detenidamente su piel y los signos que muestra a diario.
Piel mixta a grasa
Si notas a diario brillos, puntos negros y poros dilatados por todo el rostro, es probable que tu piel sea grasa.
Visite piel grasa es una piel que produce más lípidos de los necesarios (sobre todo sebo), por lo que aparecen imperfecciones. En el caso de las pieles mixtas, estas imperfecciones sólo aparecen localmente y más concretamente en la zona T (frente, nariz, barbilla).
Para este tipo de piel, opta por texturas ligeras y fluidas en lugar de las demasiado ricas para la piel.
Otro consejo: aplica siempre tus productos de tratamiento con suavidad para evitar estimular la piel y provocar un efecto rebote.
Piel seca
Si, por el contrario, su piel tiende a tirarse con facilidad y a sentirse áspera e incómoda de forma habitual, probablemente tenga la piel seca.
Más fina y frágil que otros tipos de piel, la piel seca carece de lípidos e hidratación y necesita especial atención. La edad y las agresiones externas (viento, cambios de temperatura, etc.) son factores que pueden agravar la sequedad cutánea.
Para mimar la piel sensible, opte por productos de cuidado de la piel con texturas ricas y cremosas que aporten flexibilidad y confort.
Piel normal
Mientras que las pieles grasas y secas presentan muchos signos característicos que necesitan un tratamiento específico, la piel normal no está sujeta a ningún desequilibrio importante. De tez luminosa y textura fina, la piel normal no presenta imperfecciones particulares.
Sin embargo, aunque la piel normal no presenta signos particulares, es importante tener en cuenta que requiere una hidratación diaria para mantener sus reservas de agua.
También hay que tener en cuenta que, aunque cada persona tiene un tipo de piel predominante, éste puede cambiar con el tiempo debido a la edad y a diversos factores, como los cambios de temperatura, las agresiones externas (viento, frío, etc.), el embarazo, la menopausia y los desequilibrios hormonales.
La piel también puede deshidratarse y volverse más sensible, por eso es tan importante escuchar siempre a tu piel y adaptar tu rutina en consecuencia.
Para identificar correctamente tu tipo de piel y responder a sus necesidades, también puedes acudir a un dermatólogo o pedir consejo a tu farmacéutico, que podrá realizar un diagnóstico preciso.
Tipo de piel y estado de la piel: ¿cuál es la diferencia?
A primera vista, la diferencia entre el tipo de piel y el estado de la piel no es muy evidente.
A diferencia del tipo de piel, que corresponde al estado biológico de la piel que se mantendrá durante toda la vida, el estado de la piel puede variar con el tiempo en función de diversos factores internos y externos (clima, contaminación, estrés, hormonas, etc.).
Así se identifican las pieles sensibles, deshidratadas e incluso maduras. Estas afecciones cutáneas se añaden al tipo de piel y pueden combinarse entre sí: así, es muy posible tener una piel grasa, sensible y deshidratada.
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