Auténtica barrera protectora entre el cuerpo y el entorno exterior, la piel es un órgano vital formado por tres capas de tejido: la epidermis, la dermis y la hipodermis.
Está formada por células importantes que garantizan su buen funcionamiento, así como su aspecto exterior. La piel es un reflejo del paso del tiempo y, a medida que envejecemos, la renovación de sus células principales se ralentiza: se vuelve más fina, se deshidrata más rápidamente, se vuelve más perezosa y aparecen los primeros signos de envejecimiento.
El envejecimiento cutáneo es un proceso complejo que depende no sólo de la genética de cada individuo, sino también de una serie de factores externos relacionados con nuestro entorno y nuestro estilo de vida. Y con razón: los dermatólogos estiman que el 80% del envejecimiento está relacionado con estos factores externos.
El proceso de envejecimiento cutáneo comienza a partir de los 20 años, y el colágeno, la molécula esencial que sostiene y reafirma la piel, disminuye un 1% al año. A medida que envejecemos, los signos del envejecimiento se hacen cada vez más visibles.
Las diferentes etapas del envejecimiento cutáneo
- Alrededor de los 30 años, la piel empieza a mostrar pequeñas arrugas y líneas finas en la frente y en las comisuras de los ojos: son las famosas arrugas del entrecejo y las patas de gallo. También pueden aparecer líneas finas alrededor de la boca.
- A partir de los 40 años, las principales proteínas de sostén de la piel (colágeno, elastina, etc.) siguen degradándose. La piel pierde firmeza y elasticidad, y las líneas de expresión se hacen más profundas y pronunciadas alrededor de la frente, los ojos y los labios. También se produce un cambio gradual del volumen facial.
- A partir de los 50 años, el envejecimiento de la piel se acelera, amplificado por la menopausia. Las hormonas son las señales que mantienen la piel alerta y garantizan su regeneración y densidad. Las células se renuevan menos rápidamente y la piel empieza a parecer más fina. También podemos perder hasta el 30% de nuestro colágeno en los 5 años que siguen a la menopausia. Esto se traduce en una flacidez y caída visibles de la piel, sobre todo alrededor del óvalo facial y los párpados, y en arrugas más profundas y pronunciadas. También aumenta el número de manchas pigmentarias, sobre todo en las zonas expuestas a los rayos UV.
- A partir de los 60 años, todos los signos del envejecimiento se acentúan. La regeneración celular sigue ralentizándose, la síntesis de lípidos nutritivos y protectores disminuye bruscamente y la microcirculación se enrarece. La piel se vuelve cada vez más fina, más seca y frágil, y la tez se apaga.
Por lo tanto, cuidar la piel adecuadamente con productos adaptados a su tipo y necesidades es fundamental para prevenir el envejecimiento prematuro y preservar su belleza.
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