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Mascarillas: ¿para qué sirven?

Exfoliantes, purificantes, detoxificantes o hidratantes: las mascarillas se han convertido en una parte esencial de nuestras rutinas de belleza. Las hay para cada tipo de piel y cada necesidad específica.

¿Por qué es recomendable aplicar mascarillas?

Para cuidar de la piel, es necesario adoptar cada día una adecuada rutina de belleza. Esto incluye la limpieza y/o el desmaquillado por la mañana y por la noche, la aplicación de tus tratamientos diarios (loción, sérum, crema de día/noche, contorno de ojos), pero también el uso de tratamientos complementarios, como las mascarillas.
Pero, ¿cuáles son exactamente los beneficios de las mascarillas y qué extras aportan a la rutina de tratamientos habitual? La mascarilla es el tratamiento que ofrece el máximo a la piel en un mínimo de tiempo para un efecto potenciador. Utilizada de 1 a 2 veces por semana, completa la rutina de belleza y ofrece 3 beneficios clave:
  • Si se aplica en capa espesa y se deja actuar sobre la piel, favorece una mejor absorción de los activos y, por tanto, unos resultados más intensos e inmediatamente visibles.
  • Gracias a los activos que contiene, puede responder y actuar de forma específica sobre una necesidad concreta de la piel.
  • Por último, más que un simple gesto de belleza, procura un auténtico momento de relajación y bienestar, propicio para disfrutar de todos sus beneficios.

¿Cuáles son los diferentes tipos de mascarillas?

Hay muchos tipos de mascarillas y se presentan en diferentes texturas: cremas para pieles en busca de hidratación y nutrición, geles para pieles en busca de frescura, o texturas evolutivas que se convierten en aceite en el masaje y en leche en el aclarado. En función de los activos que contienen y de estas texturas, la mascarilla permite dar una respuesta específica a las diferentes necesidades de la piel. Por ejemplo:
  • Las mascarillas hidratantes colman la dermis de agua al tiempo que refuerzan la barrera cutánea para limitar su pérdida y dejar la piel con una sensación de confort y sin sensaciones de tirantez
  • Las mascarillas exfoliantes eliminan las células muertas que se han acumulado en la superficie de la piel y unifican la textura de la misma, a la vez que aportan suavidad y confort.
  • Las mascarillas purificantes ayudan a eliminar el exceso de sebo, responsable de los brillos, y a desincrustar los poros para proporcionar a la piel un aspecto visiblemente más liso.
  • Las mascarillas detoxificantes limpian la piel en profundidad para liberarla de todas las impurezas que apagan la tez, permitiéndole recuperar su vitalidad y luminosidad.
En resumen, las mascarillas faciales son un paso de belleza esencial para mejorar la calidad de la piel, completar la rutina de belleza y obtener unos resultados visibles inmediatos. En sus máscaras, listos, ¡ya!


NUXE

NUXE

Escritora y Experta